Las debilidades que presentan las políticas de asilo, inmigración y gestión de fronteras de la UE han convertido la llegada masiva de inmigrantes y refugiados en 2015 en una crisis existencial que ha afectado incluso al propio futuro del proceso de integración. Esta crisis tiene su origen en la incapacidad o falta de voluntad política de varios Estados miembros para cooperar solidariamente en el proceso de recepción y acogida de las personas que llegan a la UE en busca de protección internacional. La adopción de un gran número de medidas, en el marco de la Agenda Europea de Migración de 2015, en el ámbito interno para hacer frente a los desafíos que plantea la gestión de la inmigración ha llevado posteriormente a la UE a prestar especial atención a la dimensión exterior de las políticas de inmigración, asilo y gestión de fronteras. Esta monografía le ofrece al lector la oportunidad de descubrir un modelo específico de actuación en la política migratoria de la UE, con el que se persigue la externalización e informalización de la gestión de la inmigración, el asilo y la gestión de fronteras. Consecuentemente, la protección de los derechos de las personas afectadas pasa a un segundo plano o queda claramente subordinada a la consecución de otros objetivos. Se trata de un modelo que se desarrolla en gran medida al margen de los instrumentos previstos en los Tratados (es decir, de su marco constitucional) y, por lo tanto, de los controles democrático y judicial que lo caracterizan. El desarrollo de este modelo se ve sometido a condicionamientos propios que lo alejan de la dimensión exterior de otras políticas comunes. Esto supone un desafío sin precedentes para la legitimidad de la UE en su proyección internacional.